jueves, 9 de enero de 2014

El sofisma nacional agropecuario.


Por Hubert Ballesteros, Prisionero Político




“hacer creer que todo cambia, para que las cosas sigan iguales”.

Es una especialidad del actual gobierno del presidente santos.
En este sentido podríamos mencionar muchas de las normas expedidas en los últimos tres años.
Por ahora, me referiré, solo  la directiva presidencial 09 del 16 de octubre de 2013.
Denominado “pacto nacional agropecuario”.
El presidente santos se negó a reconocer la existencia del paro; manifestando “ese tal paro agropecuario no existe”.
La fuerza de los hechos lo obligo a aterrizar en el país real, en la Colombia que él no ve o no quiere ver.


Son permanentes las abstracciones que el señor presidente hace en sus  alocuciones cuando nos habla de la situación nacional, le parece a uno y él, así lo cree que es el presidente de Noruega o Dinamarca, todo anda muy bien.
Lo primero que ocurrió con la convocatoria al denominado “Pacto nacional agropecuario” fue que solo acudieron los empresarios y uno que otro despistado. Los campesinos, los indígenas, los afrodescendientes y los agricultores que se encontraban en el paro no acudieron a este llamado.
La razón de esta negativa es que al “perro no lo capan dos veces”.
Han sido muchas las oportunidades en que el gobierno ha tratado de enredar al campesinado en las llamadas alianzas productivas: como decimos los campesinos, “eso es cuento viejo”.
Señor presidente santos, esa versión de aparcería ya trataron de vendérnosla el presidente pastrana y su ministro de agricultura señor Carlos Murgas Guerrero, por cierto también palmicultor como su actual ministro Rubendario Lizaralde de Montoya.
Lo harto de todo este asunto es que nos sigan creyendo pendejo.
El modelo de desarrollo rural que ustedes nos han querido imponer es un fracaso.
La  neo-aparcería no es la solución a los problemas de campo. No es mediante la producción de materias primas y menos de obras baratas como saldremos del atolladero en que nos han metido las políticas anticampesinas del régimen colombiano. No es mostrando por los medios de comunicación actas de supuestos acuerdos y consensos con organizaciones a veces inexistentes  o con poca honorarepresentatividad, como superaremos el actual estado de cosas que afectan a los productores y a las poblaciones rurales.
Colombia necesita más que un pacto de productividad por las alturas; un pacto social y económico que entregue a la población rural posibilidades reales de superación de la pobreza y el marginamiento, para ello requerimos:
a)    Un cambio en el modelo de desarrollo rural que permita a la economía campesina desplegar todo el potencial que tiene y ha demostrado en productividad y competitividad sin apoyo, y más bien en contra del estado.
b)    Una integración de la producción campesina en la economía de escala, con derecho a participar en el valor agregado y como proveedores de materias primas baratas para la agroindustria de (agricultura por contrato).
c)    Una reforma agraria integral, democrática que redistribuya la tierra y garantice el acceso de la población rural a todos los factores económicos para la producción. ( créditos, tecnología e información sobre mercados)
d)    Poner fin a la importación de materias primas y alimentos de origen agropecuarios.
e)    Características de propiedad y territorialidad a la población rural (indígenas, afros y campesinos).


Presidente santos. No aceptamos otro pacto de Chicoral, no aceptamos alianzas de burro y jinete solo aceptamos una mutua política agropecuaria que dignifique al trabajador y productor del campo. Por eso; no estamos de acuerdo en el llamado “pacto nacional agropecuario”.