Una necesidad de la clase obrera y el movimiento
sindical colombiano.
Un
hecho reconocido a nivel global, es la
crisis creciente del capitalismo, y sus nefastas consecuencias como sistema
económico sobre la mayoría de la población a nivel mundial. Sobre los recursos
naturales, sobre los sistemas políticos, y sobre los valores humanistas y de
solidaridad del ser humano.
Lejos,
muy lejos, suena hoy la célebre frase de
FUJUYAMA del ¨fin de la historia¨
el cacareado triunfo del capitalismo sobre cualquier otro sistema, y sus
posibilidades para resolver los problemas de hambre, inequidad social, falta de
democracia y enrumbar a la humanidad toda en la senda de progreso, no son ya
otra cosa que frases trasnochadas de economistas ortodoxos cuya visión
conservadora de la economía y del mundo no les permite reconocer que la rueda de la historia no se detiene y
que MARX tenía razón y su pensamiento
sigue vigente.
Algunos,
explican las sucesivas crisis del sistema, como fenómenos del modelo
neoliberal; ensayan fórmulas que se
convierten en paliativos pues las crisis del sistema se producen cada vez con
mayor frecuencia y profundidad.
Con
cada crisis, el círculo de los dueños de los medios de producción se hace más
pequeño, pero más ricos y más poderosos;
mientras el número de empobrecidos cada vez es más grande y por supuesto mucho más
pobres.
Hoy,
los promotores del neoliberalismo, como
Josep Estigliz reniegan de él, y tratan de convencernos de que el sistema es
bueno pero el modelo económico es malo.
Nada
más falso que eso. El problema estructural está en el sistema mismo, es de su
naturaleza y sus leyes como predijeron MARX y ENGELS se cumplen
inexorablemente.
La
oligarquía transnacionalizada que hoy controla y se beneficia del sistema, busca
mediante la guerra, la sobreexplotación
de los recursos naturales, la explotación de la mano de obra de los
trabajadores ¨nueva esclavitud¨ y el sistema financiero (economía de mentiras)
resolver los graves problemas que tiene el sistema.
Podríamos
decir que lo logra parcial y temporalmente. Pero las consecuencias que cada una
de ellas deja en la población, va
generando de todos los países capitalistas un
cuadro desolador de hambre, pobreza, violencia y destrucción de nuestro
planeta como nunca antes se había visto.
Cuando
la crisis económica llega, lo primero que se sacrifica es el bienestar y los
derechos de los trabajadores a renglón seguido los derechos y conquistas
sociales de los más pobres.
Esta
constante se repite una y otra vez en
todos los rincones del planeta donde el capitalismo impera como sistema
económico.
Colombia,
sin ser un país capitalista desarrollado, vive, se desenvuelve y está sujeto a
este sistema. Aunque los economistas del gobierno, presenten el crecimiento
económico del país como un triunfo ante la crisis generalizada del capital; la
verdad es que esconden deliberadamente las razones de la misma.
Dos
cosas que a mi modo de ver no explican: La primera, que lo que presenta
Colombia es un crecimiento económico mentiroso, ya que no es producción industrial ni ensanchamiento del aparato productivo lo que genera ese
crecimiento. En realidad es un incremento en la exportación de materias
primas hacia países como China lo que
produce un aumento en el PIB.
Lo
segundo, es que los efectos a mediano y largo plazo de este fenómeno pueden ser
catastróficos para la economía; un país que dependa fundamentalmente de la exportación de materias primas como es
el caso nuestro, sufre necesariamente los efectos de una desaceleración del crecimiento en los países
compradores.
Sin
mencionar, que dentro del sistema capitalista, crecimiento económico no
significa mejores condiciones de vida para los trabajadores y
la población en general. Pues el problema no está en la producción y la
productividad sino en la distribución de la riqueza que se produce mediante la
fuerza de trabajo de millones de trabajadores; pero de la cual se apropian unos
pocos capitalistas.
Nuestro país, aunque dependiente del sistema
capitalista, se encuentra inmerso en un conflicto político, social económico y
armado como resultado de diversas tensiones que se han hecho crónicas con el
paso del tiempo: Desde comienzos del siglo pasado, el enfrentamiento entre dos
visiones distintas de desarrollo; la de la tradición latifundista heredada de los españoles, y los intentos de modernización capitalista, han enfrentado a
dos sectores de la burguesía nacional.
Este
enfrentamiento, no solo genero la violencia Liberal Conservadora que se vivió en la mitad del siglo XX. De alguna
manera, los acuerdos de la burguesía para acabar con el enfrentamiento
partidista marcaron la senda de un
modelo de desarrollo que freno las reformas capitalistas y mantuvo el sistema
atrasado de gran propiedad inexplotada. Pero que a la par, cualifico el
conflicto dándole un carácter marcadamente de clase.
La
poca y dependiente industria nacional, ha venido siendo desmantelada y su
producción remplazada mediante la
importación masiva de todo tipo de mercancías. Los efectos como siempre no se
hacen esperar, siendo la calidad del empleo y la cantidad disponible de este, el resultado inmediato.
¿Cómo
ha logrado esta burguesía mantenerse en el poder a pesar de la forma tan
desastrosa como a conducido los destinos del país en los últimos ciento noventa
y cinco (195) años?
La
violencia oficial y para estatal, ha sido la formula mediante la cual ha impuesto todas sus medidas económicas y
políticas, esto le ha servido además, para mantener un sistema político
antidemocrático; bipartidista hace unas pocas décadas, y disfrazado de
multipartidismo en la etapa más reciente, pero en el cual solo están
representados los dueños del capital y los corruptos que defienden sus
intereses.
Aunque el capitalismo siempre ha atacado al movimiento sindical; en Colombia la década
del noventa, represento el inicio de una ofensiva que busco destruirlo y/o
someterlo a las condiciones que este
impuso.
El
asesinato, el encarcelamiento y la
persecución generalizada fue la
herramienta principal usada por el Estado y los empresarios para
doblegar la resistencia obrera.
Pero
esta estrategia criminal, estuvo a demás combinada con reformas legales y
corrupción de la dirigencias sindical. Quienes
sin el menor asomo de vergüenza y respeto por la memoria de aquellos miles que
han caído defendiendo la causa obrera, vendieron sus conciencias y cambiaron sus discursos, para decirle a los
trabajadores, las cosas que les gusta
oír a los patronos. ¨concertación,
conciliación¨. Nada de
confrontación, huelga, movilización o paro. Las palabras lucha de clases y
socialismo fueron desterradas, fueron
proscritas, so pena de ser tildado de cavernícola, dinosaurio o Estalinista.
Esto
ha llevado, a que una corriente muy fuerte dentro del movimiento sindical,
adopte posiciones que ellos defienden como pragmáticas; a la luz, según ellos,
de los cambios operados en el mundo del
trabajo en las últimas tres o cuatro décadas. Argumentan, que dada la situación
actual de desarrollo del capital, lo que está al orden del día, es la defensa
de las pocas conquistas que aún quedan, llevando al movimiento sindical a la
defensiva, se niegan por incapacidad o complicidad a orientar a los trabajadores a la lucha contra
el sistema, dejándolos presos del economicismo, mientras ellos pelechan desde
sus cargos convirtiéndose en lo que MARX llamo la burguesía sindical.
La
crisis del movimiento sindical, podemos
ubicarla en tres campos:
a)
El ideológico o
filosófico.
b)
El político.
c)
El organizativo.
Una
crisis ideológica, política y organizativa que ha producido un retroceso, no
solo en las condiciones de trabajo sino también en la conciencia de los
trabajadores, por cuanto pierden identidad y conciencia de clase masivamente;
situación que es aprovechada por el Estado y los patronos, para adelantar una
labor de cooptación de dirigentes y estimular la división de los sindicatos
paralizando así la acción de los trabajadores.
En
lo ideológico, el sindicalismo asumió como cierta la tesis del fin de la
historia, y la inevitabilidad histórica del capitalismo como sistema final del
desarrollo de la humanidad.
Esta
actitud, ha generado cambios en la conciencia de clase de los trabajadores quienes hoy se creen el cuento de que la relación
entre capital y trabajo es una relación entre iguales.
Esta
concepción, niega de plano no solo la explotación del trabajo ajeno por parte
del capitalista, y se considera que siendo una relación ¨entre iguales¨, no
existe lucha de clases y las diferencias
son solucionables por la vía de la concertación convertida en el medio único y principal para
estimular el corporativismo asimilando Estado, Capital y Trabajadores.
En
lo político, medidas como la flexibilización laboral ha generado formas extremas de explotación de
la mano de obra, llamadas tercerización, la imposibilidad de crecimiento de las
organizaciones sindicales, las cuales se han reducido drásticamente;
contrastando esta situación con un crecimiento acelerado del trabajo informal y
por cuenta propia, colocando a los trabajadores sindicalizados en minoría
frente al conjunto de los trabajadores.
Otro
aspecto problemático en lo político, lo constituye, la forma como nuestro país,
transita de la economía ilegal generada en el narcotráfico a la inserción de
estos dineros en la economía formal
fundamentalmente en la economía extractiva, la ganadería y los agronegocios. Aumentando
el grado de dificultad para el trabajo sindical que históricamente ha
enfrentado la violencia de la burguesía
más sanguinaria del continente.
Aunque
existe conciencia en el movimiento
sindical, de ser una minoría entre los trabajadores del país, y de que el capitalismo afecta no solo a los
trabajadores vinculados laboralmente con cualquier tipo de contrato; las
dificultades para avanzar en procesos unitarios más allá del movimiento
sindical son notorias.
Estos
elementos de crisis, no le han permitido al movimiento sindical jugar un papel
destacado en la coyuntura política
actual. Coyuntura en la cual se
discute entre gobierno e insurgencia, la posibilidad de ponerle fin al
conflicto social armado que vivimos los colombianos desde hace cinco
décadas y en donde el movimiento sindical, en representación de los
trabajadores, debe jugar un papel en el cual demuestre su madures política y su
capacidad de movilización.
En
el plano de lo organizativo, muchos son los males por superar. Encontramos en
ellos, razones tanto de orden interno
como externo.
Entre
los externos, las razones de mayor importancia son las formas de contratación
que impone el capital, lo que ha hecho imposible la contratación colectiva y a término indefinido y por ende la
sindicalización de los trabajadores; también la violencia contra el movimiento sindical ha sido un factor
determinante en la desaparición de estructuras completas del movimiento
sindical.
En el orden interno, la dispersión y la división
del movimiento sindical, sumado a la poca iniciativa y compromiso por
participar en espacios unitarios, le ha
hecho aislarse de la luchas sociales y políticas más allá de le reivindicativo
laboral.
En
este mismo sentido de lo interno, está la corrupción y la perdida de los
principios por parte de un sector de la dirigencia sindical, que entregados a
la conciliación con el estado y los
patronos han abandonado la tarea de luchas por los derechos de los trabajadores
y ni qué decir del abandono de la tarea histórica de la clase obrera.
Un
asunto serio por resolver en la Central Unitaria en particular, es la manera
como se eligen sus comités ejecutivos tanto el nacional como en las
subdirectivas departamentales; el sistema de elección directa, hizo crisis
debido a la poca transparencia y a los vicios que el movimiento sindical ha
heredado del sistema político del Estado.
La
imposición del esquema de sindicatos por
rama industrial, termino por enfrentar distintas posiciones al interior de la
central; la razón es muy sencilla: este proceso, si bien es una definición de
la central desde su creación, no fue adelantado
en la debida forma, ni obedeció a una decisión autónoma de la central
tomada en el contexto político y social nuestro ni tuvo en cuenta el grado de
desarrollo de sindicalismo en nuestra central y el país. En realidad fue la necesidad de cumplir con un
proyecto de cooperación internacional y la intención hegemonizante de ciertos sectores políticos
con fuerte presencia en algunos sindicatos, quienes buscaron mediante esta
figura, obtener una posición dominante
en sectores específicos. Lo demuestra, el cómo desde la junta y el ejecutivo
nacional, se pretende imponer la fusión de los sindicatos de base y/o empresa
en determinados sindicatos, privando a las organizaciones de participar en la
discusión y la decisión sobre un asunto tan importante.
Por
ejemplo: Pretender que toda la diversidad regional del campesinado se agrupe en
un solo sindicato campesino, o que todos los asalariados agrícolas pertenezcan
a Sintrainagro, desconociendo las discusiones políticas que históricamente se
dieron a su interior y la forma como una fuerza política se impuso para
quedarse con el control absoluto de esta organización sindical.
La
organización sindical por rama de industria o de la producción, además de ser
un objetivo de la central, podría ser una fortaleza para los trabajadores, si
su implementación no rompe; como ha venido sucediendo; con principios tan
importantes como la autonomía, la libertad de filiación política de sus integrantes
y la democracia sindical.
En
este orden de ideas; los objetivos y las tareas post-congreso alternativo
deberían ser:
1.
Alcanzar la unidad de
acción, política y orgánica de los trabajadores. Tanto los sindicalizados como
no sindicalizados.
2.
Recuperar los principios
de clase en la lucha del movimiento
sindical.
3.
Vincular nuevamente el
movimiento sindical a la lucha social y política con otros sectores, sin animó vanguardista y
con el objetivo de sumar en la construcción de una fuerza capaz de presionar los
cambios que el país requiere.
Para
lograr estos objetivos, es necesario trabajar en materializar entre otras las
siguientes tareas.
a)
Constituir una
coordinadora nacional sindical y de trabajadores de carácter clasista. (con organizaciones de primero y segundo grado, que estén o no
confederadas.
b)
Crear una comisión de
trabajo ideológico y de propaganda.
c)
Crear la escuela
nacional de cuadros y las regionales donde
aún no existen.
d)
Desarrollar actividades
de educación y discusión con las bases de los sindicatos.
e)
Lograr que la
coordinadora sindical y de trabajadores, participe de espacios como el frente
amplio por la paz y la democracia, el movimiento nacional por la paz y la
asamblea nacional constituyente y otros espacios de articulación para la lucha
social y política como el Comosopol.
Recuperar
el movimiento sindical para la lucha por el poder, superando la situación actual de estancamiento
político, en el cual los dirigentes han
convertido las organizaciones en trampolín para sus intereses personales en lo
político y lo económico.
La
coyuntura política nacional e internacional, exige de nosotros actuar con la
mayor madures y decisión posible.
En
la era del capital, la clase obrera tiene una misión que cumplir. Nosotros
somos responsables de que se cumpla.
No
seamos inferiores a ella.
Hubert Ballesteros Gómez.
Prisionero
político.
Líder
sindical de Fensuagro, CUT y FSM
Miembro
de la junta patriótica nacional de Marcha Patriótica.